viernes, 7 de junio de 2013

Jesús Resucitado Es el Centro de Nuestra Vida

Junio 9 Domingo  
10° del Tiempo Ordinario. Verde. Misa: Del domingo; Gl.; Cr.; Prf. Dominical I-X. Leccionario Dominical C: 1R 17,17-24 / Sal 30(29),3-4.5-6. 12ac-13 (R. cf. 2a.4a) / Ga 1,11 -19 / Lc 7,11-17. Oficio: Del domingo; Te Deum; Salt. 2a semana. - Nuestra Señora del Milagro: Reina de la Arquidiócesis de Tunja, Fiesta.

Habiendo leído los textos bíblicos, podremos comprender: En el contexto de la primera lectura del libro de los Reyes, habiéndose secado el torrente “Querit”, indicó Dios a Elías que se trasladara a Sarepta. Elías le pide hospedaje y comida, a una mujer fenicia viuda que tan sólo tenía un hijo muy joven, que le responde, poniendo a Yahvé por testigo, que no dispone de pan cocido. El texto de hoy narra la llegada del profeta al hogar de la viuda, ésta cree que su llegada trae la cuenta de cobro de Dios por su pasado, pues empiezan a aparecer las desgracias sobre el hogar; su hijo enferma y muere. La acción del profeta en agradecimiento es interceder ante Dios, por la mujer que lo hospeda. Es ocasión para devolverle la vida al joven, la mujer reconoce que en verdad el profeta viene en nombre de Yahvé.
El Salmo 30 titulado, Acción de Gracias después de una Enfermedad grave, himno eucarístico de un justo que, después de hallarse postrado en el lecho del dolor, fue liberado, gracias a la intervención divina, de la muerte segura. Yahvé le dio una prueba evidente de su misericordia, haciendo que su dolor se convirtiera en alegría.
La segunda lectura, carta que escribe Pablo a la comunidad de Galacia, expone el origen del anuncio de la Noticia de la llegada del Mesías, Hijo de Dios, proveniente del mismo Dios de sus Padres. El apóstol  siempre pretendió comunicarse y darse a conocer a los primeros apóstoles para que le dieran la aprobación de su apoyo evangelizador por orden del mismo Resucitado.

Terminada la lectura del Evangelio de San Marcos continuamos la lectura de San Lucas. La llegada del Hijo de Dios a la tierra tuvo una misión: devolver la dignidad a todos, los que la tradición y el hombre le han quitado, a los preferidos de Dios. Hoy en autor describe en la ciudad de Naím (La Bella, La Graciosa), a una mujer, viuda que acaba de perder a su hijo “hore shakul” (הורה שכול) y va camino a la desgracia. Según la costumbre Judía es importante en la tribu, el varón que es consagrado a y por Yahvé, por medio de la circuncisión. La mujer está destinada para ser compañía del hombre,  concebir descendencia al varón, ella dependerá de él y la dominará. Si el varón muere pierde su valor y su misión, también sus hijos y los bienes adquiridos, los últimos pasan a manos del estado; sólo podrá recuperarlos si se lleva a cabo la ley del levirato: casarse con uno de los hermanos del fallecido para continuar la sucesión; si no existe hermano, pierden absolutamente todo. La mujer pasa a ser viuda y los hijos, huérfanos; sus bienes pasan al estado. Hoy en día los bienes son para ayudar y fortalecer las diferentes obras sociales que favorecen orfanatos, hogares geriátricos, construir en la nación lugares utilizados por ellos como ascensores, sillas para inválidos en las calles,  etc. Una posibilidad que tenía la viuda era que su hijo al cumplir la mayoría de edad podía presentar una querella al tribunal para recuperar los bienes, pero en ese caso el único hijo está muerto. La mujer perdió la única esperanza que tenía, al ponerla en su único hijo. Según la costumbre judía, lo llevaban a enterrar sobre una camilla, envuelto el cuerpo en lienzo blanco, y la cabeza en un sudario, o en ocasiones descubierta; El entierro solía ser al atardecer del día del fallecimiento. Un dato importante según la ley de la impureza no se podía tocar un muerto. Por tal razón Jesús se presenta para devolverle la dignidad y el valor a todos los que la han pedido, por tal razón dice: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!» La voz del dueño de la vida, quien resucitó de entre los muertos, le dijo al muerto “Levántate”. Es el momento en que se levantan todos los que han puesto su confianza en las cosas materiales, en las personas, en la tradición, lo habían perdido todo, pero poner la confianza plena, en Jesús nos devuelve la esperanza de hallar el tesoro más grande: la salvación eterna. Por tal razón hasta quien yace muerto regresa a la vida, porque creyó en la predicación de Jesús y esperó en Él. La mujer también creyó en su Palabra, y vivió el resucitado en su corazón para creer en Él y esperar sólo en el dueño de la vida; de ésta manera mantendrá viva la esperanza en su corazón. Podrías compartir este relato con quien creas necesite de éstas palabras. 

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