Domingo 30 de Junio
13° del Tiempo Ordinario. Verde. Misa: Del domingo; Gl.; Cr.; Prf. Dominical I-X. Leccionario Dominical C: 1R 19,16b.19-21 / Sal 16(15), 1-2+5. 7-8.9-10.11 / Ga 5,1.13-18 / Lc 9,51-62. Oficio: Del domingo; Te Deum; Salt. 1a semana.
El relato de la primera lectura
trae el momento en que Dios elige a Eliseo para ser profeta sucesor de Elías.
El tema central de la liturgia: la vocación,
el llamado; Dios llama desde la vida cotidiana, escoge a un campesino,
trabajador; la respuesta que se le hace al Señor, frente a su llamado debe ser
en libertad, la respuesta debe ser: caminar detrás de quien convocó,
esa es la misión del hombre en el mundo. Cuando se elige, el camino, se
planea una meta. La actitud de Eliseo
con su empleo actual y con las herramientas de trabajo, implican una opción de
no marcha atrás; la decisión de seguir definitivamente al Señor, hasta la
muerte; no necesitará del hombre viejo, un tanto parecido, pero muy contrario
al llamado que hace Jesús en el evangelio.
El
Salmo 16 titulado, Ansias de Intimidad con Yahvé, es una expansión confidencial del alma que
encuentra su felicidad viviendo en compañía de Dios, porque Él es la fuente
única de todo bien. De aquí se sigue la simpatía por todos los que son fieles a su Dios y la aversión hacia los
que se entregan a prácticas idolátricas. Uno de los salmos más antiguos como
una profesión de confianza en Dios; insiste en lo admirable que es refugiarse
en el Señor y confiar sólo en Él.
Seguimos
la lectura continua del libro de los Gálatas, el centro del relato: la
esclavitud en el que se debaten los integrantes de la comunidad y el regalo de
la libertad que da el Espíritu Santo. Los integrantes de esta iglesia al haber
aceptado a Jesús, fueron bautizados, llenos del Espíritu Santo; el Espíritu los
libertó, para vivir ausentes y lejos de la esclavitud del pecado, en libertad.
Sin el Espíritu, el alma del hombre vive esclavo de sus pasiones, tiende al
materialismo y a una liviandad de la actitud moral de la comunidad y el trato violento mutuo
dentro de los integrantes de la misma; por tal razón el apóstol reitera el
precepto central que deben cumplir: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Si se dejan conducir por el
Espíritu no deben vivir bajo la ley, porque el Espíritu sobrepasa la ley, pero
deben vivir el mandamiento del Amor.
Después
del ministerio de Jesús en Galilea, va camino a Jerusalén, debe pasar
obligatoriamente por Samaría; por la hora deben hospedarse en alguna ciudad,
antes de ser sorprendidos por la noche, el infortunio los cobijó, porque al
enterarse, que el Maestro iba camino a la capital del culto, no los acogieron.
Dos de los discípulos pidieron desgracia sobre los que no aceptaron acoger al
Señor; Él reprendió su actitud, porque no todos están llamados a aceptarlo y
acogerlo sin conocer su personalidad. Otro de ellos le prometió a Jesús
seguirlo incondicionalmente, pero al final, si recordamos los textos de los
evangelios sinópticos, los cuales fueron más cercanos a los acontecimientos
históricos, sus compañeros y amigos lo dejaron abandonado en la cruz, todos
huyeron cuidando su vida, con el temor de acabar igual que su Maestro. La
respuesta dada por Jesús para los que lo quieren seguir: Toda la creación tiene
su lugar, como resguardarse, alimentarse, etc.
Pero el Hijo de Dios, no tiene
Sede; El Espíritu que está sobre Él lo lleva y lo conduce para dónde quiere;
igual ocurre con sus seguidores. En todo momento aprovecha el Señor para llamar
a más colaboradores a su reino pero éste llamado es concluyente y de mucha
disponibilidad. Aunque la tradición obligue a participar de enterrar a los
difuntos, para el anuncio del reino la ley de Jesucristo supera a la ley antigua,
priman los vivos a los difuntos. Otro que quiso también seguirlo
pero, pidió ir a su familia a despedirse; mirar el pasado, ojear sus bienes y
quedarse en su hombre viejo es un impedimento para trabajar en el Reino. Hoy es
urgente el anuncio del reino, con disponibilidad completa sin añorar el pasado,
la opción por Jesús es acepar una vida nueva en el Espíritu.

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