20 de agosto, Martes de la 20ª
semana del Tiempo Ordinario. Memoria Obligatoria
de San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia. Salt. 4ª semana.
Primera lectura
Eres
hombre, y no dios; pusiste tu corazón como el corazón de Dios
Lectura de la profecía de Ezequiel 28, 1-10
Me
fue dirigida esta palabra del Señor:
«Hijo
de hombre, di al príncipe de Tiro: Esto dice el Señor Dios:
Se
enalteció tu corazón y dijiste:
"Soy
un dios y estoy sentado en el trono de los dioses en el corazón del mar".
Tú
que eres hombre, y no dios,
pusiste
tu corazón como el corazón de Dios.
Te
dijiste: "¡Si eres más sabio que Daniel, ningún enigma se te resiste!
Con
tu sabiduría e inteligencia te has hecho una fortuna; acumulaste tesoros de oro
y plata".
Con
tu gran habilidad para el comercio acrecentaste tu fortuna; y por tu fortuna te
llenaste de presunción.
Por
ello, así dice el Señor Dios: "Por haber puesto tu corazón como el corazón
de Dios, por eso haré venir contra ti extranjeros, los más feroces entre los
pueblos.
Desenvainarán
sus espadas contra tu brillante sabiduría, y profanarán tu belleza.
Te
hundirán en la fosa y perecerás de muerte violenta en el corazón del mar.
¿Podrás
seguir diciendo delante de tus verdugos: 'Soy un dios'? Serás un hombre, y no
un dios, en una mano de los que te apuñalen.
Morirás
con muerte de incircunciso, a mano de gentes extrañas.
Porque
lo he dicho yo" -oráculo del Señor- ». Palabra de Dios.
Salmo Deuteronomio 32, 26-27ab.27cd-28.30.35cd-36ab
R/. Yo doy la muerte y la vida
V.
Me dije: «Los aniquilaría,
y
borraría su memoria entre los hombres».
Si
no temiese las burlas del enemigo,
y
la mala interpretación del adversario. R/.
V.
No sea que digan: «Nuestra mano ha vencido,
no
es el Señor quien ha hecho todo esto».
Porque
es gente que ha perdido el juicio,
y
que carece de inteligencia. R/.
V.
¿Cómo puede uno perseguir a mil,
y
dos poner en fuga a diez mil,
si
no fuera porque los ha vendido su Roca
y
el Señor los ha entregado? R/.
V.
El día de su ruina se acerca,
y
se precipita su destino.
El
Señor hará justicia a su pueblo,
y
tendrá piedad de sus siervos. R/.
Evangelio
Más fácil le es a un camello
entrar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos
Lectura
del santo evangelio según san Mateo 19, 23-30
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«En
verdad les digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo
repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que aun
rico entrar en el reino de los cielos».
Al
oírlo, los discípulos dijeron espantados:
«Entonces,
¿quién puede salvarse?».
Jesús
se les quedó mirando y les dijo:
«Es
imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».
Entonces
dijo Pedro a Jesús:
«Ya
ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».
Jesús
les dijo:
«En
verdad les digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en
el trono de su gloria, también ustedes, los que me han seguido, se sentarán en
doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Todo
el que por mí deja casa, hermanos, o hermanas, padre o madre, hijos o tierras,
recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros». Palabra del Señor
20 de agosto, Martes de la 20ª
semana del Tiempo Ordinario. Memoria Obligatoria
de San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia.
Primera lectura - Eres hombre, y no dios; pusiste
tu corazón como el corazón de Dios
Lectura de la profecía de Ezequiel 28, 1-10
Salmo Deuteronomio 32, 26-27ab.27cd-28.30.35cd-36ab
R/. Yo doy la muerte y la vida
Evangelio - Más
fácil le es a un camello entrar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar
en el reino de los cielos
Lectura
del santo evangelio según san Mateo 19, 23-30
Un llamado a la confianza en Dios
Este pasaje nos
invita a reflexionar sobre nuestras prioridades y a desprendernos de aquello
que nos aleja de Dios. Nos recuerda que solo poniendo nuestra confianza en Dios
y buscando su Reino podremos alcanzar la vida eterna. El Señor nos llama a
dejar de lado nuestras seguridades mundanas y a seguirlo con un corazón libre y
generoso.
Que podamos
hacer nuestro este llamado y vivir de manera que nuestras acciones reflejen
nuestra confianza en el Señor. Amén.
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