05 de junio, Miércoles
de la 9ª semana del Tiempo Ordinario. Memoria Obligatoria de San Bonifacio, obispo y mártir. Salt.
1ª semana.
Primera lectura
Lectura de la segunda carta del san Pablo a
Timoteo 1, 1-3. 6-12
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la
promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo,
hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo
Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia,
como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo,
de noche y de día. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que
recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu
cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de
dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros
trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó a una
vida santa, no por nuestros méritos, sino porque, desde tiempo inmemorial, Dios
dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha
manifestado al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y
sacó a la luz la vida inmortal, por medio del Evangelio. De este Evangelio me
han nombrado heraldo, apóstol y maestro, y ésta es la razón de mi penosa
situación presente; pero no me siento derrotado, pues sé de quién me he fiado y
estoy firmemente persuadido de que tiene poder para asegurar hasta el último
día el encargo que me dio. Palabra de Dios
Salmo 122, 1-2a. 2bcd
R/. A
ti, Señor, levanto mis ojos
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores. R/.
Como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos
12, 18-27
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, de los que dicen que no
hay resurrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a
uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero no hijos, cásese con la viuda y
dé descendencia a su hermano.” Pues bien, había siete hermanos: el primero se
casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin
hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último,
murió la mujer. Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida, ¿de cuál de
ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella.»
Jesús les respondió: «Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni
el poder de Dios. Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán;
serán como ángeles del cielo. Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no
habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo
Dios: “Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob”? No es
Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados.» Palabra del Señor
05 de junio, Miércoles
de la 9ª semana del Tiempo Ordinario. Memoria Obligatoria de San Bonifacio,
obispo y mártir.
Lectura de la segunda carta del san Pablo a Timoteo 1, 1-3. 6-12
Salmo 122, 1-2a. 2bcd
R/. A ti, Señor, levanto
mis ojos
Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 18-27
El relato de Marcos 12, 18-27
nos desafía a ampliar nuestra comprensión de la resurrección y la vida eterna.
Nos recuerda que la vida en el cielo trasciende las relaciones terrenales y que
nuestra fe debe estar arraigada en el conocimiento de las Escrituras y el poder
de Dios. Así, como el relojero en el cuento, estamos llamados a reconocer que
la vida eterna no se mide por el tiempo humano, sino por la infinita
misericordia y poder de Dios.
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