27 de enero Sábado
de la 3ª semana del Tiempo Ordinario. Memoria
Libre de Santa Ángela de Mérici, virgen. Salt. 3ª semana.
Primera lectura
Lectura del
segundo libro de Samuel 12, 1-7ª.10-17
En aquellos
días, el Señor envió a Natán a David.
Entró Natán ante el rey y le dijo: «Había dos hombres en un pueblo, uno rico y
otro pobre. El rico tenía muchos rebaños de ovejas y bueyes; el pobre sólo
tenía una corderilla que había comprado; la iba criando, y ella crecía con él y
con sus hijos, comiendo de su pan, bebiendo de su vaso, durmiendo en su regazo:
era como una hija. Llegó una visita a casa del rico, y no queriendo perder una
oveja o un buey, para invitar a su huésped, cogió la cordera del pobre y
convidó a su huésped.»
David se puso furioso contra aquel hombre y dijo a Natán: «Vive Dios, que el
que ha hecho eso es reo de muerte. No quiso respetar lo del otro; pues pagará
cuatro veces el valor de la cordera.»
Natán dijo a David: «¡Eres tú! Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu
casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías, el hitita, y
matándolo a él con la espada amonita. Así dice el Señor: “Yo haré que de tu
propia casa nazca tu desgracia; te arrebataré tus mujeres y ante tus ojos se
las daré a otro, que se acostará con ellas a la luz del sol que nos alumbra. Tú
lo hiciste a escondidas, yo lo haré ante todo Israel, en pleno día.”»
David respondió a Natán: «¡He pecado contra el Señor!»
Natán le dijo: «El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás. Pero, por haber
despreciado al Señor con lo que has hecho, el hijo que te ha nacido morirá.»
Natán marchó a su casa. El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado
a David, y cayó gravemente enfermo. David pidió a Dios por el niño, prolongó su
ayuno y de noche se acostaba en el suelo. Los ancianos de su casa intentaron
levantarlo, pero él se negó y no quiso comer nada con ellos. Palabra de Dios
Salmo
50,12-13.14-15.16-17
R/. Oh Dios,
crea en mí un corazón puro
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R/.
¡Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.
Evangelio
*Lectura del
santo evangelio según san Marcos 4, 35-41
Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vamos a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo
acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta
casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón.
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!»
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?»
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta
el viento y las aguas le obedecen!» Palabra del Señor
27
de enero Sábado de la 3ª semana del Tiempo Ordinario. Memoria Libre de Santa Ángela
de Mérici, virgen.
Segundo
libro de Samuel 12, 1-7ª.10-17
Salmo 50,12-13.14-15.16-17
Evangelio
según san Marcos 4, 35-41
relata el episodio en el que Jesús calma la tormenta mientras está
con sus discípulos en una barca en el mar de Galilea. Este relato ofrece varios
elementos teológicos y espirituales significativos: Control sobre la
naturaleza, Fe y confianza, Revelación gradual de la identidad de Jesús, El
poder transformador de Jesús.
En resumen, el pasaje de Marcos 4,35-41 ofrece
enseñanzas teológicas y espirituales sobre la autoridad divina de Jesús, la
importancia de la fe y la confianza en medio de las pruebas, la revelación
gradual de su identidad y el poder transformador que él tiene sobre las
circunstancias de la vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario