13 de octubre, Domingo 28º del Tiempo Ordinario - Ciclo B. Salt. 4ª semana.
Primera Lectura
Al lado de la sabiduría en
nada tuve la riqueza
Lectura del libro de la Sabiduría 7, 7-11
Supliqué
y me fue dada la prudencia,
invoqué
y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La
preferí a cetros y tronos
y
a su lado en nada tuve la riqueza.
No
la equiparé a la piedra más preciosa,
porque
todo el oro ante ella es un poco de arena
y
junto a ella la plata es como el barro.
La
quise más que a la salud y la belleza
y
la preferí a la misma luz,
porque
su resplandor no tiene ocaso.
Con
ella me vinieron todos los bienes juntos,
tiene
en sus manos riquezas incontables. Palabra de Dios.
Salmo 89, 12-13. 14-15. 16-17
R/. Sácianos de tu misericordia, Señor, y estaremos alegres.
V. Enséñanos a calcular
nuestros años,
para
que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete,
Señor, ¿hasta cuándo?
Ten
compasión de tus siervos. R/.
V. Por la mañana
sácianos de tu misericordia,
y
toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Danos
alegría, por los días en que nos afligiste,
por
los años en que sufrimos desdichas. R/.
V. Que tus siervos vean
tu acción
y
sus hijos tu gloria.
Baje
a nosotros la bondad del Señor
Y
haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí,
haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.
Segunda Lectura
La palabra de Dios juzga los
deseos e intenciones del corazón
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 12-13
Hermanos:
La
palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra
hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga
los deseos e intenciones del corazón.
Nada
se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos
de rendir cuentas. Palabra de Dios.
EVANGELIO
Vende lo que tienes y sígueme
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-30
En
aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se
arrodilló ante él y le preguntó:
«Maestro
bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
Jesús
le contestó:
«¿Por
qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los
mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso
testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
Él
replicó:
«Maestro,
todo eso lo he cumplido desde mi juventud».
Jesús
se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
«Una
cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un
tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».
A
estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
Jesús,
mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
«¡Qué
difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».
Los
discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras.
Pero
Jesús añadió:
«Hijos,
¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar
por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos
se espantaron y comentaban:
«Entonces,
¿quién puede salvarse?».
Jesús
se les quedó mirando y les dijo:
«Es
imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».
Pedro
se puso a decirle:
«Ya
ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús
dijo:
«En
verdad les digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o
madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba
ahora, en este tiempo, cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e
hijos y tierras, con persecuciones– y en la edad futura, vida eterna».
Palabra
del Señor.
13 de octubre, Domingo 28º del Tiempo Ordinario -
Ciclo B.
Primera Lectura - Al lado de la
sabiduría en nada tuve la riqueza
Lectura del libro de la Sabiduría 7, 7-11
Salmo 89, 12-13. 14-15. 16-17
R/. Sácianos de tu
misericordia, Señor, y estaremos alegres.
Segunda Lectura - La palabra de
Dios juzga los deseos e intenciones del corazón
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 12-13
EVANGELIO - Vende lo
que tienes y sígueme
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-30
El mensaje
central de este evangelio es que la salvación no se "gana"
simplemente con buenas obras o acumulación de riquezas, sino con un
desprendimiento radical de aquello que nos ata al mundo. El hombre rico no pudo
aceptar este llamado a la libertad porque estaba demasiado apegado a sus
posesiones. La invitación de Jesús es a compartir nuestras bendiciones con los
demás, sabiendo que el verdadero tesoro está en el cielo.
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