26 de mayo Domingo de La Solemnidad de la
Santísima Trinidad.* CicloB
El Señor es Dios -allá arriba, en el cielo, y aquí
abajo, en la tierra- y no hay otro
Lectura del libro del Deuteronomio 4,
32-34. 39-40
Moisés habló al pueblo diciendo:
—«Pregúntale al tiempo pasado, a los días
que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de
un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una
cosa semejante.
¿Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba
desde el fuego, como la oíste tú, y pudo sobrevivir? ¿O qué dios intentó venir
a tomar para sí una nación de en medio de otra, con milagros, signos y
prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas
hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus
mismos ojos?
Reconoce hoy y medita en tu corazón que el
Señor es Dios -allá arriba, en el cielo, y aquí abajo, en la tierra- y no hay
otro.
Observa los preceptos y los mandamientos
que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás
mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.» Palabra
de Dios.
SALMO 32, 4-5. 6 y 9. 18-19. 20 y 22
R/.
¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!
La palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor. R/.
La palabra del Señor hizo el cielo,
y el aliento de su boca, los ejércitos
celestiales;
porque él lo dijo, y el mundo existió,
él dio una orden, y todo subsiste. R/.
Los ojos del Señor están fijos sobre sus
fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia.
R/.
Nuestra alma espera en el Señor:
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Señor, que tu amor descienda sobre
nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti.
R/.
Segunda Lectura
Habéis recibido el espíritu de hijos adoptivos, que
nos hace llamar a Dios
¡Abba!, es decir Padre.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 8, 14-17
Hermanos:
Todos los que son conducidos por el
Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu de
esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos,
que nos hace llamar a Dios «¡Abba!», es decir, ¡Padre!
El mismo Espíritu se une a nuestro
espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos,
también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque
sufrimos con él para ser glorificados con él. Palabra de Dios.
EVANGELIO
Bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 28, 16-20
Los once discípulos fueron a Galilea, a la
montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de él; sin
embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo: —«Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.» Palabra del Señor.
26 de mayo Domingo de La Solemnidad de la Santísima
Trinidad.* CicloB
El Señor es Dios -allá arriba, en el cielo,
y aquí abajo, en la tierra- y no hay otro
Lectura del libro del Deuteronomio 4, 32-34. 39-40
SALMO 32, 4-5. 6 y 9. 18-19. 20 y 22
R/. ¡Feliz el
pueblo que el Señor se eligió como herencia!
Habéis recibido el espíritu de hijos
adoptivos, que nos hace llamar a Dios
¡Abba!, es decir Padre.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
cristianos de Roma 8, 14-17
Bautizándolos en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20
El
relato de Mateo 28, 16-20 es fundamental para entender la misión de la
Iglesia. A través de la obediencia al mandato de Jesús, los cristianos están
llamados a vivir y compartir el evangelio con autoridad y confianza en la
presencia continua de Cristo. Este pasaje sigue inspirando a los cristianos a
participar en la misión global de la Iglesia, asegurando que la enseñanza y el
bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo sean llevados a
todas las naciones.
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