Viernes 29 DE DICIEMBRE Día 5º de la Octava de Navidad Ciclos B (Puede hacerse conmemoración de Santo Tomas Becket, obispo y mártir).
PRIMERA LECTURA
Quien ama a su
hermano permanece en la luz
Lectura De La Primera
Carta De San Juan 2, 3-11
Queridos: En esto sabemos que le conocemos a Jesús: en que guardamos
sus mandamientos. Quien dice:
«yo le conozco»
y no guarda sus mandamientos es un mentiroso, y la verdad
no está en él. Pero quien
guarda su Palabra,
ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto
conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él, debe vivir como
vivió él. Queridos: no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo
que tenéis desde
el principio. Este mandamiento antiguo es la Palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo —lo cual es verdadero
en él y en vosotros—, pues las
tinieblas pasan y la luz verdadera brilla ya. Quien dice
que está en la luz y aborrece a su hermano,
está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza.
Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las
tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos, Palabra de Dios.
SALMO 95, 1-2ª. 2b-3.5b-6.
R/. Alégrese el cielo y goce la tierra.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos
su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.
El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad le preceden,
fuerza y esplendor están en su templo.
R/.
EVANGELIO
Luz para
alumbrar a las naciones
Lectura Del Santo Evangelio Según San Lucas 2,
22-35
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de
Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor (de acuerdo con
lo escrito en la ley del Señor: «todo primogénito varón será consagrado al Señor») y para entregar
la oblación (como dice la ley del Señor: «un par de
tórtolas o dos pichones»). Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado
Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu
Santo moraba en él. Había
recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías
del Señor. Impulsado por el Espíritu Santo fue al templo. Cuando
entraban con el Niño Jesús, sus padres (para cumplir con él lo previsto por la
ley), Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según
tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz; porque mis ojos
han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para
alumbrar a las naciones, y gloria de tu pueblo, Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los
bendijo diciendo a María, su madre: «Mira: Este está puesto para que muchos en
Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara
la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.» Palabra del Señor.
Evangelio Según San Lucas 2, 22-35
se refiere al relato del encuentro de María y José con Simeón en el
Templo, poco después del nacimiento de Jesús. Este pasaje es conocido como la
"Presentación de Jesús en el Templo". Aquí, Lucas presenta a Simeón
como una figura justa y piadosa, llena del Espíritu Santo, quien ha esperado
ver al Salvador prometido. Cuando María y José llevan al niño Jesús al Templo,
Simeón lo toma en sus brazos y pronuncia un himno de alabanza y agradecimiento
a Dios. Hay varias propuestas teológicas y espirituales que se pueden extraer
de este pasaje:
1.
Cumplimiento de la profecía: Lucas destaca cómo la presentación de Jesús
en el Templo cumple con las leyes y profecías del Antiguo Testamento,
subrayando la conexión entre la historia de Jesús y las Escrituras.
2.
El reconocimiento divino de Jesús: Simeón, lleno del Espíritu
Santo, reconoce a Jesús como el Salvador prometido. Esto resalta la importancia
del discernimiento espiritual y la revelación divina en la comprensión de la
identidad de Jesús.
3.
La universalidad de la salvación: Simeón profetiza que Jesús será
una "luz para revelación a los gentiles". Esta declaración anticipa
la idea de que la salvación a través de Jesús no se limita a Israel, sino que
se extiende a todas las naciones.
4.
El sufrimiento futuro de Jesús: Simeón también predice que Jesús
será motivo de caída y levantamiento, y señala que una espada traspasará el
alma de María. Esto apunta al sufrimiento y sacrificio que acompañarán la
misión redentora de Jesús.
En resumen, el pasaje de Lucas 2, 22-35 ofrece una rica
comprensión teológica y espiritual sobre la identidad de Jesús, el cumplimiento
de las Escrituras, la universalidad de la salvación y el sufrimiento que
acompañará su misión redentora.
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