18
de noviembre, Sábado de la 32ª semana del Tiempo Ordinario. Memoria libre de La Dedicación de
las basílicas de los apóstoles San Pedro y San Pablo. Salt. 4ª semana.
Primera lectura
Lectura del libro de la Sabiduría 18, 14-16;19,6-9
Un silencio sereno lo envolvía todo, y, al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó, como paladín inexorable, desde el trono real de los cielos al país condenado; llevaba la espada afilada de tu orden terminante; se detuvo y lo llenó todo de muerte; pisaba la tierra y tocaba el cielo. Porque la creación entera, cumpliendo tus órdenes, cambió radicalmente de naturaleza, para guardar incólumes a tus hijos. Se vio la nube dando sombra al campamento, la tierra firme emergiendo donde había antes agua, el mar Rojo convertido en camino practicable y el violento oleaje hecho una vega verde; por allí pasaron, en formación compacta, los que iban protegidos por tu mano, presenciando prodigios asombrosos. Retozaban como potros y triscaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador. Palabra de Dios
Salmo 104,2-3.36-37.42-43
R/. Recordad las maravillas que hizo el
Señor
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas;
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor. R/.
Hirió de muerte a los primogénitos del país,
primicias de su virilidad.
Sacó a su pueblo cargado de oro y plata,
y entre sus tribus nadie tropezaba. R/.
Porque se acordaba de la palabra sagrada
que había dado a su siervo Abrahán,
sacó a su pueblo con alegría,
a sus escogidos con gritos de triunfo. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a
sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta
parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los
hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: “Hazme
justicia frente a mi adversario.” Por algún tiempo se negó, pero después se
dijo: “Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me
está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara.”» Y
el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará
justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo
que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre,
¿encontrará esta fe en la tierra?» Palabra del Señor
Obien
18 de noviembre, Jueves
de la 33ª semana del Tiempo Ordinario. Memoria libre de La Dedicación de las basílicas de los apóstoles San
Pedro y San Pablo. Salt. 4ª
semana.
PRIMERA LECTURA
Llegamos
a Roma
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 28, 11-16. 30-31
Al cabo de
tres meses, zarpamos en un barco que había invernado en la isla de Malta. Era
de Alejandría y llevaba por mascarón a Cástor y Pólux. Tocamos en Siracusa y
nos detuvimos tres días; desde allí, costeando, arribamos a Regio. Al día
siguiente, se levantó viento sur, y llegamos a Pozzuoli en dos días. Allí
encontramos algunos hermanos que nos invitaron a pasar una semana con ellos.
Después llegamos a Roma.
Los hermanos
de Roma, que tenían noticia de nuestras peripecias, salieron a recibirnos al
Foro Apio y Tres Tabernas. Al verlos, Pablo dio gracias a Dios y se sintió
animado.
En Roma, le
permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo
vigilase.
Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos. Palabra de Dios.
Salmo 97, 1. 2-3ab. 3c-4. 5-6
R. El Señor revela a las naciones su justicia.
Cantad al Señor un cántico
nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su
victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han
contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad: R.
Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.
EVANGELIO
Mándame
ir hacia ti andando sobre el agua
Lectura del santo evangelio según san Mateo 14, 22-33
Después que
la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la
barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y, después de
despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba
allí solo.
Mientras
tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el
viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua.
Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo,
pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo en
seguida:
—« ¡Ánimo,
soy yo, no tengáis miedo!».
Pedro le contestó:
—«Señor, si
eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua».
Él le dijo:
—«Ven».
Pedro bajó de
la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la
fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
—«Señor, sálvame».
En seguida Jesús
extendió la mano, lo agarró y le dijo:
—«¡Qué poca fe! ¿Por
qué has dudado?».
En cuanto subieron a
la barca, amainó el viento.
Los de la barca se
postraron ante él, diciendo:
—«Realmente
eres Hijo de Dios». Palabra del Señor.
18
de noviembre, Sábado de la 32ª semana del Tiempo Ordinario. Memoria libre de La Dedicación de las
basílicas de los apóstoles San Pedro y San Pablo.
Obien
18 de noviembre, Jueves de la 33ª semana del Tiempo Ordinario. Memoria libre de La Dedicación de las basílicas de los apóstoles San Pedro y San Pablo.
Estos son dos monumentos icónicos situados en la Ciudad del
Vaticano, representan no solo la grandiosidad arquitectónica y artística, sino
también la profunda devoción y dedicación que la Iglesia Católica ha mantenido
a lo largo de los siglos.
Estas dos basílicas, cada una con su propia historia
única y significado espiritual, han sido testigos de eventos históricos,
celebraciones religiosas y momentos de gran importancia para la cristiandad.
La Basílica de San Pedro, también conocida como la Basílica
Papal de San Pedro, es una maravilla arquitectónica que se erige
majestuosamente en la Plaza de San Pedro. Su construcción se inició en el siglo
XVI y llevó varios siglos completarla.
La dedicación de la basílica a San Pedro, uno de los
apóstoles más cercanos a Jesucristo, simboliza la conexión directa con los
fundamentos mismos del cristianismo. La enorme cúpula diseñada por
Michelangelo, los majestuosos altares y las innumerables esculturas que decoran
el interior de la basílica son testimonios de la destreza artística y la
dedicación meticulosa que se invirtieron en su creación.
La dedicación de la Basílica de San Pedro va más allá
de la simple construcción de un edificio imponente. Es un testimonio de la fe
inquebrantable de generaciones de católicos y del papel central que la Iglesia
desempeña en la vida espiritual de millones de personas en todo el mundo.
La basílica se ha convertido en un símbolo de la
continuidad y la estabilidad de la Iglesia, sirviendo como lugar de encuentro
para peregrinos, líderes religiosos y fieles que buscan conexión con lo divino.
Por otro lado, la Basílica de San Pablo Extramuros es
otra obra maestra que refleja la dedicación de la Iglesia a sus principios.
Dedicada a San Pablo, otro apóstol fundamental en la historia del cristianismo,
esta basílica se encuentra fuera de las murallas originales de Roma. Su
construcción data del siglo IV, y a lo largo de los siglos ha sido objeto de
renovaciones y restauraciones, cada una llevada a cabo con el mismo nivel de
devoción que la precedente.
La dedicación de la Basílica de San Pablo es simbólica
de la expansión del mensaje cristiano más allá de los límites geográficos y
culturales iniciales. Como apóstol de los gentiles, San Pablo desempeñó un
papel crucial en la difusión del cristianismo fuera de la comunidad judía. La
basílica, con su impresionante nave y el majestuoso altar mayor, rinde homenaje
a este legado y proporciona un lugar de adoración para aquellos que buscan la
inspiración en la vida de San Pablo.
Ambas basílicas, aunque distintas en su arquitectura y
ubicación, comparten la misma esencia de dedicación a los principios
cristianos. Son faros de luz espiritual que han resistido la prueba del tiempo
y han sido testigos de la evolución de la Iglesia Católica a lo largo de los
siglos. La dedicación de estas magníficas estructuras no solo reside en su
construcción física, sino también en la devoción constante de aquellos que las
visitan, rezan y buscan la conexión con lo divino. En última instancia, las
basílicas de San Pedro y San Pablo son testimonios duraderos de la fe, la
dedicación y la herencia espiritual que han perdurado a lo largo de los siglos
en la cristiandad.
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