24 de octubre, Martes de la 29ª semana del Tiempo
Ordinario. Feria o Memoria Libre. San Antonio
María Claret, obispo. Salt. 1ª semana.
Primera lectura
Lectura de la carta del
apóstol san Pablo a los Romanos 5, 12. 15b. 17-19.20b-21
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la
muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Si por
la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios,
el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la
multitud. Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por
culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y
reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la
justificación. En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos,
también la justicia de uno traerá la justificación y la vida. Si por la
desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia
de uno todos se convertirán en justos. Si creció el pecado, más desbordante fue
la gracia. Y así como reinó el pecado, causando la muerte, así también, por
Jesucristo, nuestro Señor, reinará la gracia, causando una justificación que
conduce a la vida eterna. Palabra de Dios
Salmo
39,7-8a.8b-9.10.17
R/. Aquí
estoy, Señor, para hacer tú voluntad
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/.
«–Como está escrito en mi libro–
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.
Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación. R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Lucas 12, 35-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida la cintura y
encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva
de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes
el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará
sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de
madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.» Palabra del Señor
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