martes, 19 de febrero de 2019

Reflexión #38 Miércoles VI del Tiempo Ordinario Marcos 8, 22-26





Desembarcaron en Betsaida y le presentaron a un ciego para que lo curara,
el Señor lo apartó del pueblo le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y
preguntó si veía, vuelve a imponer las manos y quedó restablecido. Existen
ciegos espirituales que no quieren conocer a Dios y viven como títeres de los
demás, y lo peor en función de destruir y delinquiendo.
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